Los
cursos de formación permanente, ya sea para mi rama, la educación o para otras,
generan una división de opiniones: por un lado veo que hay gente que los hace a
menudo y los hacen motivados; y, por otro lado, hay otras personas que los ven
como una manera de engrosar el currículum y los méritos a precio de oro.
Yo
me considero más cercana al primer grupo porque me apetece seguir formándome
pero no puedo negar que muchos de los cursos que se ofrecen no valen lo que
cuestan: ni a nivel de trabajo requerido, ni a nivel de la formación recibida ni
en el feedback recibido por el profesorado (que duro que una profesora se queje
como alumna de otros profesores).
Tengo
muy claro porqué los hago: mi formación es estrictamente filológica y el master
de profesorado no me dio las herramientas ni el conocimiento que creo que una profesora deba tener. Creo que fui la segunda
promoción del master y en todo momento tuve claro que era un trámite
administrativo. Lo único bueno que me dejo fue la certeza de que quería ser
docente.
Hay
ciertas cosas que solo se pueden aprender del día a día pero hay otras en las
que es mejor pedir que te enseñen: por ejemplo me pasé las dos primeras semanas
de confinamiento haciendo un curso de G-suite. Por un lado tenía que aprender
yo como funcionaba para luego poder responder los posibles problemas que pudiera tener
mientras lo usase con mis alumnos.
Para
mí estos cursos son una oportunidad de ampliar unos conocimientos concretos, no
hasta la sabiduría extrema pero si suficiente para mi día a día, en un periodo
relativamente corto de tiempo, y como los hago on-line, no solo por la
situación actual sino para poder combinarlos con el trabajo, puedo aprovechar
cualquier momento libre para ponerme.
Soy
un poco exquisita para elegirlos ya que busco referencias previas o los elijo de
los ICE o del colegio de licenciados. Se suelen ajustar a los temas que me
interesan y me dan confianza. Son caros, no lo voy a negar, pero siempre he
salido contenta.
Supongo
que si mi experiencia no hubiera sido positiva no seguiría buscándolos, pero
por otro lado, soy una persona exigente e inquieta y me costaría bastante no
pensar maneras de mejorar.
Obviamente
todo lo que se aprende se tiene que poner en práctica para que el curso haya
valido la pena y yo lo veo en pequeños cambios que he ido haciendo poco a poco.
No
creo que la mejora profesional tenga que ser un objetivo en sí misma pero estoy
muy de acuerdo con la frase que dice que “si trabajas en aquello que te gusta
ya no trabajas más”. Por cómo yo soy la mejora hace que trabaje mejor, más a gusto
y que me sienta más feliz.
En
este post solo quería dar mi opinión concreta sobre estos cursos, ahora me gustaría
saber qué opinas tú de ellos, ¿has hecho alguno? ¿Cómo fue la experiencia? ¿Notaste
que mejorabas o te pareció una pérdida total de tiempo?
Muchas
gracias por leer el post de hoy, ¡Hasta la próxima!
Un giorno tra i Girasoli. Blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario