viernes, 2 de febrero de 2018

Reflexión de Enero


Hola chicas,

¿Qué tal todo?

La semana pasada mi vida, tal y como la conocía dio un giro brusco de 360º.

El viernes pasado mi jefe me dijo que tenía que hablar conmigo.

La verdad es que no me asuste ni nada por que en los últimos días me habían surgido proyectos grandes y yo había acudido a él en busca de consejo y esas cosas, así que creí que la conversación iría en esa dirección.

Nada más lejos de la realidad, prácticamente de un día para otro habían decidido no renovarme, después de haberme dicho que sí en varias ocasiones.

El motivo de mi no continuación era que, pese a estar contentos con mi trabajo, habían decidido no invertir en el sector que yo manejaba con lo que ya no les hacía falta.

La verdad es que recuerdo pocas cosas de ese momento, El jefe me decía que podía irme en ese momento si lo quería, pero yo solo podía pensar en mis clientes y en los proyectos que tenía a medias. No se fue muy duro, despedirme de ellos con los que días atrás había hablado tranquilamente para programar visitas y esas cosas.

Para mis compañeros también fue un choque porque nadie se esperaba este giro en los acontecimientos ya que la última gran venta había sido mía.

Fue un golpe muy duro y sin duda sé que pese a que hemos terminado bien, esto ha nimbado mi confianza. 

He dedicado esta semana, aparte de actualizar mi currículo y esas cosas, a recordar viejos hobbies. Ahora ya no lo veo todo tan negro como el viernes pasado y siento las nuevas oportunidades que se abren ante mí.  

Muchas gracias por leer y hasta la próxima.

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